Lo primero que hago es estudiar la nariz desde distintas vistas, siendo las más importantes las siguientes:
De frente. Se observa si la nariz presenta asimetrías en la anchura de las aletas nasales, en el grosor de la punta. Si hay desviación en el tabique.
De perfil. Aquí se observa el ángulo naso frontal, que es el ángulo que hace la nariz con la frente y también si hay imperfecciones en la línea dorsal, si está curvada hacia fuera o hacia dentro.
El tratamiento en cuestión, lo que busca, es corregir una serie de defectos que pueden darse. Espero que entendáis que, en muchos casos no son defectos en realidad, sino rasgos genéticos de la persona. Así que realizo varias fotografías para verlo con más detenimiento y poder planificar los retoques que se van a llevar a cabo. Básicamente se trata de equilibrar las proporciones.
En ocasiones también se debe valorar el realce de los pómulos, de los labios o del mentón, para conseguir un mejor resultado.
Lo más efectivo es utilizar productos inyectables, casi siempre ácido hialurónico. Por seguridad se utilizan siempre productos reabsorbibles por el organismo. Esto quiere decir, que si la persona está contenta con el resultado, en un tiempo de más de un año, tendrá que repetir el tratamiento, siempre que se quiera evitar la cirugía.
Los resultados son espectaculares. Os pongo un ejemplo de una paciente que nos ha dado permiso para publicar la siguiente fotografía del antes y el después.
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